Los vinos In Situ de Viña San Esteban

In Situ: viñedos plantados en las laderas del cerro Paidahuén

Desde la cumbre del cerro Paidahuén, en cuyos faldeos crecen las parras que dan vida a los mejores vinos In Situ de Viña San Esteban, la vista es imponente: ubicado sobre la ribera norte del río Aconcagua, justo frente a la ciudad de Los Andes, a este cerro-isla lo rodean las soberbias montañas de los Andes, formando un círculo casi perfecto en su entorno. Un paisaje majestuoso que ciertamente debió inspirar a los antiguos habitantes del valle a plasmar su grandiosidad en numerosos petroglifos, uno de los cuales identifica hoy los vinos de esta bodega.

Uno de los asombrosos petroglifos del cerro Paidahuén; hoy, en las etiquetas de los vinos In Situ

Al igual que el cerro Paidahuén, el pueblo de San Esteban se encuentra al norte del río Aconcagua, a unos 840 metros sobre el nivel del mar. En ese quieto paisaje cordillerano, don José Vicente compró hace ya casi 45 años las tierras en las que hoy se emplazan los viñedos La Florida y Paidahuén. Y si bien en un comienzo el fuerte de la empresa estuvo en la uva de mesa, también plantaron uvas viníferas y elaboraron vinos que inicialmente vendían a terceros.

En San Esteban se mantiene el espíritu de pueblo pequeño

La bodega y la elaboración de los vinos están actualmente a cargo de Horacio Vicente, hijo de don José, quien estudió enología en Chile y en Burdeos. En la década de los 90, la bodega tomó la decisión de encaramar los viñedos por las laderas del cerro, lo que, según Vicente, resultó en un fructífero proceso de aprendizaje. Hoy, su mejor cabernet proviene de la sección media de la ladera, y reconoce que, de volver a plantar, descartaría los sectores más cercanos a la cumbre porque no dan la calidad que esperaba. También cuenta que, de todo lo que plantó en el cerro, hubo cepas como la sauvignon blanc y la merlot que nunca dieron el ancho. Es interesante tener en cuenta que un chardonnay, plantado en la sección más plana del campo y cercana al río, entrega una notable mineralidad y acidez, además de delicadas notas florales.

Horacio Vicente, enólogo y propietario de Viña San Esteban y artífice de los vinos In Situ

A partir del año 2000, viña San Esteban decidió embotellar sus vinos con nombre propio, pero dados algunos problemas con el registro de marcas, debió buscar uno alternativo. Así fue como nació In Situ, que además subraya el concepto de vinos de terroir, elaborados solo con uvas que se cultivan en las 150 hectáreas de la propiedad cordillerana de Aconcagua. Asimismo, In Situ rinde honor al valor que significa contar con un Parque Arqueológico en el que abundan notables petroglifos, y que está abierto a turistas y visitantes, al igual que su bodega y sala de ventas.

Algunos de los vinos probados durante esta visita

En el mercado nacional, In Situ está disponible desde hace solo dos años. Consta de cuatro líneas distintivas: Vineyard Selection (vinos sencillos, fáciles de tomar, muy frutales y jugosos); Reserva (una categoría de corte más comercial), Signature Wines (que recoge la inquietud de Horacio Vicente por jugar con mezclas diferentes), y Gran Reserva (sus vinos prémium). El recorrido por las instalaciones indica que se trata de una viña sustentable, a escala humana, que no tienen interés en crecer en volumen. El foco de Vicente está puesto en obtener mejores precios mediante un incremento constante de la calidad de sus vinos.

Aconcagua y sus notables paisajes cordilleranos 

Si tiene la posibilidad de visitar la bodega, no lo dude: cuenta con buenas instalaciones turísticas y podrá conocer in situ el terroir de origen de estos vinos jugosos, frescos, de ricas acideces, sin alcoholes elevados, elaborados con uvas cosechadas en el momento justo. De los vinos que probé, me enamoré del Signature Wines Chardonnay-Viognier 2016, una mezcla poco habitual que junta lo mejor de dos mundos: la mineralidad de Chablis y la untuosidad del Ródano, con 13º de alcohol. Atractivos aromas florales de lavandas y de enebro recorren como un hilo conductor los tintos de la bodega, entre los que destaco el Cabernet Gran Reserva 2014. Con un 5% de cabernet franc y un 5% de carmenère, y por no más de $10.000, entrega una boca sabrosa, con frutos negros y rojos, textura sedosa y taninos con buen agarre.

In Situ, Laguna del Inca 2013

Una rara pero rica mezcla de cabernet y sangiovese

De sus prémium, probé Laguna del Inca 2013, un vino serio y elegante, largo y complejo, con buena concentración y toques de madera para aderezar, y el Cuvée 2013, que actualmente ostenta el rango más alto de la bodega. Se trata de un ensamblaje bordelés de 40% petit verdot, 30% cabernet sauvignon, 20% cabernet franc y 10% malbec del que solo se produjeron 300 cajas. No se destaca por su exuberancia en la nariz, pero es muy fino, con muchas capas de frutos, tabaco y especias, y que en boca es vivaz y especiado, con una madera nueva que se hace presente solo al final del paladar. Dele algunos años más en la botella y le aseguro que será una verdadera joya.

In Situ, Signature Wines, Chardonnay-Viognier 2016

La mezcla 2016 de 60% chardonnay y 40% viognier resulta toda una sorpresa: un vino de rica acidez y mineralidad, con muy buen peso en boca, que debería resultar un acierto para acompañar platos de cocina oriental.

Fotografías de Harriet Nahrwold (©)